Por: Gerardo j. Garcia
No es novedad ninguna de las variables que dan como resultado las 139 274 vistas del programa piloto de Paranoia TV. Sexo y acoso laboral, que se difunde de forma viral en otros cientos de videos y formas, reproduciendo justo el momento ya tan conocido en nuestro país, gracias a las redes sociales.
Para encontrar referencias sobre el programa piloto del proyecto Paranoia TV, basta con googlear o buscar en youtube la palabra “Andrea Vilash”. O alguna frase relacionada con “Se quita la tanga para Banda Limón”
Ya sea el programa completo o el fragmento, el video muestra una entrevista en la que los integrantes de esta agrupación acosan, manosean y desvisten a una conductora que parece haber sido elegida para el programa por atributos no precisamente periodísticos.
¿Victimización? ¿Injusticia? ¿Inequidad de género? Los elementos presentes parecen invitar a la reflexión sobre el trato de la mujer y el respeto al género en lo laboral y en la opinión pública. Likes, insultos en los comentarios de YouTube y Facebook, debates e indignación que enmascaran lo que, tras un mirada un poco más profunda, revela sobre nuestra naturaleza social. Somos animales.
El canal, cuyo video más visto después de este es el tráiler donde justamente aparece la conductora Andrea Vilash anunciando el mismo episodio, no ha elegido temáticas, vestimentas y presentadores al azar. El afán de vender ha retribuido bien en el escándalo provocado por la entrevista con Banda Limón.
El intercambio carnal por toda clase de favores y retribuciones está presente desde tiempos inmemoriales en nuestra cultura, en expresiones tan sutiles como las conductoras de la TV, o tan descaradas como el cine de ficheras. ¿Y nos ha indignado? Jamás.
Una oleada de calificativos como puta, fácil, pronta, cachonda, describen y condenan, juzgan o defienden un comportamiento que pasa inadvertido en nuestro día a día en nuestra publicidad, programas de televisión y actuar cotidiano, a la vez de páginas, grupos, blogs y hasta grandes medios de nuestro país nos montamos en la efervescencia de ese instinto natural del morbo voyeurista. Nosotros no compartiremos el video.
Mientras tanto, ParanoiaTV mantendrá su éxito hasta el siguiente ciberescándalo, y Andrea Vilash aparecerá en los medios, posará para alguna publicación impresa y se perderá en el olvido de las cosas que nos hicieron indignar en internet.
Más habría que pensar en nuestra educación y en la congruencia de nuestras acciones. El hecho provocó un súbito interés sobre la situación laboral de la mujer en México, que arrojó los siguientes datos:
30.1 por ciento de las mujeres que trabajan en México ha sufrido algún tipo de violencia laboral La 23.8 por ciento de las cuales ha sido discriminada
12.5 por ciento, acosada de forma moral, física o sexual.
Secretaría de Trabajo y Previsión Social, en 2011
Estos, casos que han sido denunciados…
¿Pasarían estas cifras de ser altas a ser altísimas con situación de mujeres que mantienen el silencio por no ser despedidas? ¿Y qué decir de aquellas qué, como la ex conductora de Paranoia TV, hacen de la exhibición sexual parte cotidiano de su trabajo, ya sea para conseguir mejores oportunidades o para mantener beneficios? ¿De las mujeres que están de acuerdo con estos comportamientos machistas que degradan de forma sutil pero constante a las trabajadoras de distintos ramos? ¿La equidad de género alcanzará algún día el campo laboral?